La ética en la vida y lo profesional
Debido
a la evolución que ha sufrido la palabra ética se le ha llegado a confundir con
la moral, concepto que deriva del latín y que también significa costumbre. La gran
diferencia radica en que la moral es “la ciencia que enseña las reglas que
deben seguirse para hacer el bien y evitar el mal” o también “el conjunto de
normas y hechos que conducen al hombre hacia la práctica de las buenas
costumbres, la honestidad y el cumplimiento del deber”, en cambio la ética es
“aquella parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del
hombre”. Es decir; la moral plantea lo que ha de hacerse y la ética conduce a
que se practiquen y se apliquen las normas morales. Por lo tanto, la ética como
ciencia estudia los actos humanos; dice si son buenos o malos, justos o
injustos. Pero la ética no debe quedarse detenida sólo en esto, además debe ser
una ciencia práctica y con respecto a esto Aristóteles señala “no estudiamos ética
para saber que es la virtud, sino para aprender a hacernos virtuosos y buenos,
de otra manera sería un estudio totalmente inútil”. Según nuestra opinión esto
es bastante cierto ya que uno no se hace honesto por saber que es la honestidad
sino porque practica esta virtud. Virtud se entiende por “una disposición constante
del alma humana que nos incita a obrar bien y a evitar el mal y es el principio
fundamental para una buena conducta ética”.
Para Hume la existencia de la moral es una cuestión de
hecho, es algo que se observa constantemente en todos los seres humanos en sus
reacciones frente a los actos que se llevan a cabo. Sin embargo la moralidad no
depende de la razón, ya que si lo hiciera las distinciones morales, lo que hace
que una acción nos parezca buena o mala se trataría o bien de una cuestión de
hecho o bien de una relación entre ideas. No obstante vemos que no es así,
cuando analizamos las acciones sobre las que vamos a emitir un juicio moral lo
"bueno" y lo "malo" no son impresiones que nos provoquen
los objetos, por lo que no se trata de una cuestión de hecho, y tampoco se
trata de una relación entre ideas ya que solamente se aplica cuando el acto ha
sido realizado por un ser humano, si no ha sucedido por acción humana entonces
no se realiza un juicio moral, y si la moralidad se tratase de una relación
entre ideas entonces tendríamos que percibirla en todos los actos y no solo en
los realizados por seres humanos. En definitiva, para Hume la moralidad es una
cuestión de sentimientos, las acciones son buenas o malas en función de los
sentimientos que provoquen en nosotros, que suelen ser los mismos en todas las
personas, y suelen basarse en la utilidad que pueda tener una determinada
acción para la sociedad.
El profesional en su diario vivir no solo confronta
problemas con relación a su trabajo, sino también en su profesión de día a día
con las personas que le rodean, esto hace que muchas veces cometamos errores
sin darnos cuenta que estamos pisando la línea de la moralidad y el diario
vivir. Desde la revolución francesa, donde se proclamó la igualdad de derechos,
existen personas, hombres y mujeres que llevan en su carga la economía y la
estabilidad de cualquier país. Desde tiempos muy antiguos nos hemos topado con
diferentes profesiones y unto a estas siempre existen reglas que marcan y rigen
el desempeño de dichas profesiones. Los hombres y mujeres enfrentan problemas
que de una manera u otra podrían poner en tela de juicio su debida conducta,
muchas veces ellos mismos dudando de su propia profesionalidad, pero teniendo
siempre en cuenta que existen desde tiempos remotos deberes y derechos que cada
cual sabe dónde clasificarse.
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